Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco.



domingo, 18 de noviembre de 2012

Sueños húmedos y prohibidos



Hoy es un gran día. Estoy iniciando una nueva vida. Hace dos meses que no veía a Roberto. Quería sentir nuevamente la piel de la persona a la que amaba con toda mi alma. Deseaba bailar con él, sentir sus besos, sus caricias y sus labios cerca de todo mi cuerpo. Recrear esos espacios que solo eran de los dos. Todo era producto de mi imaginación. No sabía cómo lograrlo.
Tal vez Jorge tenía razón: buscar la persona adecuada en el amor. Aquella que provea el fuego en la relación. Pero siempre elegimos la comodidad, la costumbre y la seguridad. Aunque se convierte en algo tedioso y lo disfrazamos de amor, nadie sabe por qué decidimos este camino. ¿Lo hacemos para evitar la soledad? Quizá solo por construir una relación de amor-amistad.
Lo que si tengo bien claro es que mi antigua relación se alimentó de misterio y rutina. Las mujeres somos educadas para complacer, ser lindas, amorosas, disponibles, predecibles y virtuosas y esperar al príncipe azul por el “felices para siempre” en nuestro cuento de hadas. Esa idea, fortalecida a base de novelas, rosas y malos consejos, nos hace pensar que somos la mitad de algo. Una naranja partida que necesita a la otra mitad para sentirse completa, hecha y realizada. Para conseguir mi felicidad sé que esto no sucedería conmigo. No quería seguir ese estereotipo. Siendo así, no he llegado a ningún lado. Mis relaciones fracasan, los hombres me timan y mis padres no están conformes con lo que soy. Dejaré de ser la niña buena. Ahora seré imperfecta, dura, indisponible, impredecible y, sobre todo, erótica; una mujer alegre y segura de  mi misma, dueña de mi propia felicidad: esto me haría más atractiva.
Hace 7 meses que voy al Gym. Debía parecer difícil para provocar a mi instructor. Su nombre es Dilan. Éramos muy buenos amigos pero quería sentir sus labios. El problema era que él tenía novia. Yo deseaba estar con él pero no teníamos oportunidad ni lugar.
Un jueves se acercó a decirme la rutina que debía hacer pero fingí que se me cayó una pesa. De inmediato se acercó a ayudarme y aproveche esa oportunidad: lo tomé por el cuello y comencé  a besarlo. Sin darnos cuenta, llegamos a los vestidores y ahí comenzó la acción. Me puso contra un locker. Con sus suaves manos acaricio y beso todo mi cuerpo. Se acercó Laura, su amiga, nos miró impactada y, sin pensárselo, se apresuró a desnudar a Dilan. Ella me beso y yo seguí su juego. Con mi mano sentí como se humedecían sus labios. De pronto, él se excitaba más y más al escuchar mis gemidos de placer y Laura continuaba tocando mis senos. No quería que terminara, pero todo lo que empieza tiene un fin. Ese momento fue glorioso. Lo repetiría, pues fue una experiencia  maravillosa. Lo toque, lo sentí, lo acaricie. Y hacerlo en trío: ¡Uf! Es lo mejor que pude haber probado.
Aquel día, al terminar de hacerlo, Laura me dijo que lo había hecho mucho mejor que Lola. “¿Lola? ¿Conociste a Lola?”, pregunté. “Si. ¿Acaso no sabías que era mi pareja?” respondió.
Laura me hizo pensar en que había difamado a mi mejor amiga. Yo creía que ella era la amante de Roberto. Realmente estaba muy equivocada. Lolita era lesbiana y ya no podía disculparme porque ahora estaba muerta. Seguí en el Gym y la relación con Dilan seguía siendo de amigos. Ya nos veíamos con más cariño desde aquel día.
Se preguntaran que pasó con Roberto. Él comenzó a traficar mujeres, las vendía y, el día menos esperado, sus mismos colegas lo mataron.
Jorge se hizo gay y ¿yo? Yo estoy trabajando en un table dance. Gano mucho dinero. Ya tengo clientes frecuentes pero lo que más me gusta es bailar.




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